Thursday, June 22, 2006

El caso Adinolfi (IV)

INFORME KÀRAL (III)

Que incluye la entrada en escena de Filomús, un comentario críptico de Abelardo y la sospecha de que en Morón la cosa está que arde. Una vez más, sobre la prima de Semiólogo (la de Guernica) no se dice ni pío y Detective Karàl desperdicia otra oportunidad de preguntarle a Ever por qué escribe su nombre con v.

“Papete es malo, muy malo. Sin lugar a dudas el mas diabólico engendro del clan Baleirón. Y la señorita Fetén no se queda atrás. Pero ella es tan linda...además combina taaaaan bieeeen los accesorios”. Así empezó Ever su primer informe como espía oficial del “rulero Baleirón”. El día anterior habíamos pactado nuestro encuentro en el Paloko de la avenida Cabildo a las diez de la noche. Ever había trabajado en aquel bowling una temporada y se sentía seguro entre las pistas enceradas. “Antes de trabajar acá, fui acomodador-vendedor del desaparecido cine Los Angeles. Vendía golosinas y los seminarios de Lacan entre película y película. En la sesión de trasnoche siempre daban All That Jazz, entonces cambiaba de producto y ofrecía tanques australianos. Qué tiempos aquellos...” Después de arrancarlo de su ensoñación de una bofetada y acercarle la lata de Mountain Dew para que se aclarara la garganta, lo intimé a que continuara con su informe. “Algo grande está pasando Karàl. La señorita Morgana Baleirón entra todos los días al edificio de la mano de un enano idéntico a Bertrand Russell. Es como un filósofo en miniatura. Ayer el petiso me tironeó del llavero y me dijo a la vez que señalaba el trasero de la señorita Morgana : “Todo lo que es percibido inmediatamente es una idea ¿Y puede una idea existir fuera de la mente?” Acto seguido abrió la manito todo lo que pudo y se agarró el pocketers con ganas. Su carcajada llenó el hall de vicio y lujuria. El enano se llama Filomús y la verdad es que no me cae nada mal.” Después de ganarme el segundo partido de bowling, el portero-espía continuó: “Esta mañana en el ascensor escuché que el señorito Nené le preguntaba al señorito Papete hacia dónde se dirigían; a lo cual el señorito Papete respondió: “Ya lo dijo Berkeley, hacia el Oeste el curso del Imperio sus pasos encamina. Rumbo a Morón querido hermanito.” Más tarde, hablando con Abelardo, el chofer de la familia, me dijo mientras limpiaba una bujía de chocolate: “Las nuevas murallas del reino ya se alzan en Morón. Y parecen contruídas para la Eternidad”. Yo me pregunto señor Karàl si no hay cristiano en condiciones de hablar como cualquier hijo de vecino; que se le entienda vió. Bueno, así están las cosas jefe. Yo que usted me daría una vueltita por Morón a ver si salta la liebre de alguna madriguera. La señorita Belén Fetén hace una semana que no aparece por el edificio, lo que no presagia nada bueno. Es curioso...mientras más me empecino en odiarla, más la extraño. Anoche soñé que ella me depilaba la nariz mientras yo limpiaba los bronces del edificio. Desperté bañado en sudor y disfrazado de Laura Ingalls. Quise morir”. Tras pagar las consumiciones y despedirme de Ever, caminé cincuenta metros sin rumbo fijo. Necesitaba pensar. Las preguntas se hacinaban al fondo de mi cerebro y no lograba desterrar ninguna. Papete, Nené, Al Gore, Morón, Fetén, Morgana, Filomús, la panadera, Adinolfi, la panadera.

Detective Kàral

Tuesday, June 20, 2006

Empapelate ésta


Todo empezó con el chiste que decía: "en los 90 éramos de papel". Y a lo primero que atino es a pensar en un futuro corporizado en otros materiales. Al menos alguno que no sirva para limpiarse el culo. Acaso el caucho o el yeso vehiculicen más acertadamente nuestra propuesta. Asumo de todos modos, y muy a mi pesar, que siempre se nos ha asociado con una semiótica par le toilette, un eslabón nunca aceptado en la cadena linguística massmediática que conforman La Maga, Barcelona, Condorito y el diario Pregón de Lanús. Me despego en el más escatológico de los sentidos de esa paratextualidad propia del amarillismo académico. Nunca concebí la humilde expresión estética de un recuerdo trivial o la descripción minimalizada de un sentimiento como música de fondo para despedir a un amigo del interior.
En fin, allá ellos. Los lectores, digo. Yo al baño me llevo otras cosas. Para leer, digo. Incluso para escribir. Por ejemplo estas líneas. Con el dedo mayor y elixir gástrico. Hablo de materiales nuevos, de soportes para el futuro. Del autor al lector.

Argenti a secas

Monday, June 19, 2006

El spleen de Saturno o El Incunable


De repente otra vez hace calor. No estoy a la altura, dice El Incunable, que siempre parece saber lo que le conviene. Soy un aceptado representante de la ruindad y la bajeza más nociva, afirma. El Incunable descalifica. Se descalifica. Me descalifica. Descalifica a la fiesta y a sus criaturas. “Están todos descalificados” parece decir desde su camisa de lino negra. Se va; pero vuelve. Es una fiesta muy segura de sí misma, dice. Hace un rato sentado en las escaleras me quedé dormido y soñé con esta fiesta, dice. Y muy vívidamente, agrega. Al principio pensé que estaba muerto, siempre me pasa cuando me emborracho, hay un minuto en el que tengo la seguridad de que voy a morir de un momento a otro, dice El Incunable. Y después vino el sueño. En el sueño, dice El Incunable, estaba con vos en este mismo rincón. Tomábamos algo verde. Después sacabas un papel y escribías algo. No tardabas más que unos segundos en escribir. Me dabas el papel. Puse veneno en tu vaso, decía el mensaje, dice El Incunable, te estás pudriendo por dentro Sr. Descalificador, terminaba tu mensaje, dice El Incunable. Mis ojos no te guardaban rencor, dice. Me sacabas el papel de las manos y volvías a escribir. Sos mi obra maestra, decía el nuevo mensaje, dice El Incunable. Y después te alejabas, dice, tomabas la forma de un mirlo y yo quería ir a volar con vos. Me habías vencido sin siquiera utilizar una alegoría, grita. Estaba muriendo pero no te guardaba rencor, dice mientras se tambalea con clase. Volví a concentrarme en la fiesta después de ver tu aleteo elegante, dice. Es mi última fiesta, pensaba, dice. Miraba a la gente bailando, dice, y pensaba que la observación de esa cadencia despedazada no produciría otra consecuencia que la destrucción del movimiento. Toda mi vida imaginé hacer una fiesta como ésta, pero no tengo el talento, pensaba, dice, sé que mi naturaleza física y mental me lo niega, un muro celular me lo impide. La imposibilidad está en mis genes, dice, acarreo en mi sangre la evolución política europea, llevo en mis células docenas de guerras sangrientas, luchas miserables, muertes perpetuas, pensé, dice, ¿cómo puedo hacer una buena fiesta en esas condiciones?. Entendés cómo me sentía, pregunta, como un molusco de un patetismo monstruoso. Todavía soy monstruoso. Soy una sanguijuela chupando la sangre del animal caliente que es esta fiesta y percibo que ese animal se mordisquea el pellejo con fuerza, intentando deshacerse de mí, dice. Fui expropiado, murmura, estoy condenado al horror, agrega El Incunable como si fuera un príncipe oscuro mirando un valle desde las murallas exteriores de su castillo. El Incunable mira el valle, sé que está mirando el valle situado más allá de sus dominios. No caben dudas de que en este momento El Incunable enfrenta los azotes del viento helado desde las murallas exteriores de su castillo. El olor a diversión apesta como una catástrofe, dice. Todo huele a catástrofe; a Odex. Porque el Odex huele a desastre, asegura. No me decido, dice con una sonrisa viciosa colgando de sus labios finos, si frotarme contra la rubia o pechear a la morocha. Camina unos pasos, bambolea la cintura, hula hula, sacude la pelvis con violencia en un desesperado intento de frotamiento. Falla. Da medio giro. Todo su peso puesto en los hombros. Las tetas pasan. No hace contacto. Falla nuevamente. Se resbala. Tambalea. No cae. La grandeza también mora en el fracaso, dice El Incunable. Después vomita verde bajo la bola espejada.

Juanjo Saturno

Friday, June 16, 2006

Greguerías

Algunas de animales


Lo mejor del cielo es que no puede inundarse de hormigas.

El león en su jaula parece vivir de rentas.

Las gaviotas nacieron de los pañuelos que dicen ¡adiós! en los puertos.

El murciélago es un pájaro policía.

Cuando hemos sentenciado a muerte a la mosca, parece que se da cuenta y desparece.

El ciervo es el hijo del rayo y del árbol.

El mono no entiende, pero está siempre queriendo entender.

El pez está siempre de perfil.

Menos mal que a los mosquitos no les ha dado por tocar el saxofón.

Si los gatos se subiesen unos sobre otros, llegarían a la luna.

Lo que más detesta la ballena es que la llamen cetáceo.

El rebuzno es un suspiro frenético.

Los pingüinos en la playa parecen estar desolados porque se les ha ido el barco.

El hipopótamo hace vida de baúl.

Lo que le pasa al camello es que está mal hecho.

La luna sí que está llena de conejos blancos.

La gran hazaña que rondan las hormigas es meter un piano de cola en su hormiguero.

Las hormigas tienen teléfono y se avisan entre sí: “Aquí hay bizcochos de vainilla”.

Un chino inventó al gato.

El ladrido dura hasta que el perro no cambia de idea.

Nunca se sabe de dónde es una sardina.


Ramón Gómez de la Serna, 1888-1947.

Wednesday, June 14, 2006

El caso Adinolfi (III)


En el que se narra las aventuras de Chatrán Baleirón. Hacen su aparición los hijos de Chatrán y la panadera toma un protagonismo inaudito. De la prima de Semiólogo (la de Guernica) no se dice ni mu.

INFORME KARÀL (II)

Para ser sincero, la panadera cada día me gusta más. Si bien me mira recelosa cuando le pregunto si sabe algo de Adinolfi, creo que empieza a sentir algo por mí. Ayer sin ir más lejos me cobró una docena de vigilantes de más. Ya veremos cómo se desarrollan los acontecimientos. Pero hablemos de negocios: hoy toca el informe sobre Chatrán Baleirón, el sucesor de Totó. Definiría a Chatrán como la Enciclopedia Británica define a San Bernardo: “La grandeza de San Bernardo no estriba en las cualidades de su inteligencia, sino de su carácter”. Un verdadero imbécil, para ser más exacto. Chatrán no estaba dotado ni de la agudeza ni de la astucia de su padre, pero poseía una confianza en sí mismo y una fe en Dios, que le otorgaban un inquebrantable temperamento religioso. Como bien dijo Asdrúbal Constatini en su libro sobre las mafias rioplatenses, “Chatrán Baleirón acaso haya sido el último escolástico del hampa.” Chatrán era el típico mafioso cortado con el patrón de la Camorra napolitana: un asesinato por ahí, estafas por todas partes, robos y sobornos para regalar, en los cincuentas compra más tierras que Benetton, dona una fortuna a la Iglesia (en el albergue de Caritas de San Martín de los Andes hay un enorme cuadro de Chatrán abrazando al Mono Barasetti, ante la mirada no desprovista de lujuria de Santo Tomás de Aquino) y mantiene como tapadera la fábrica de productos de limpieza, que prosigue su ascenso imparable.
Pero lo más importante para nuestra investigación es que tuvo cuatro hijos reconocidos: Morgana (que dicho sea de paso, ayer vi una foto de ella y es un verdadero bocado de prócer), Andoni, Nené y Papete. En Uruguay tuvo un quinto hijo extramatrimonial (hace diez minutos lo mandé a Roque, mi alumno más aventajado, a husmear en los registros civiles orientales). Los rumores dicen que el bastardo es fruto de la relación incestuosa entre Chatrán y Morgana. ¡Un escándalo! Reíte de “Chinatown”: hija-sopapo-hermana-sopapo-hija-sopapo-hermana-sopapo-hija-sopapo, empujón y golpe contra mesita. Hija y hermana. Fin. Chatrán Baleirón murió sin poder consumar los dos proyectos más importantes de su vida: blanquear sus negocios para convertirse en el primer presidente de Racing hincha de Independiente; y en otro orden de cosas, cepillarse a Solita Silveyra (era cortito de entendimiento, pero no tenía mal gusto el hombre. La recuerdo en “¡Quiero besarlo Señor!” con Guillermo Bredeston y los mocasines me taconean solitos). Fieles a la tradición familiar, se sospecha que Chatrán fue asesinado por uno de sus hijos. Encontraron su cuerpo en el garage de la casaquinta de Félix de Azúa en Las Rejas. Todos los elementos -incluyendo la autopsia- indican que fue el clásico suicidio por inhalación de monóxido de carbono, producido por el motor en marcha de un automóvil. Lo que me resulta curioso –sensación que no tuvo el juez de la causa para concluir que se trató de un suicidio- es que nunca se encontró el coche. Otro indicio que me hace sospechar de la hipótesis de la autoeliminación, es la nota de suicidio. La transcribo:
“Sr. Juez: Las Obras Maestras del Silencio tienen la peculiaridad de no requerir comentario. Si no encuentra el coche con el que dentro de unos minutos propongo suicidarme, no se preocupe. Ayer tuve algunos problemitas para prenderlo (supongo que será el burro de arranque o en el último de los casos, algún tema eléctrico) y lo dejé en el taller de Rolo. No me lo devuelve hasta el martes de la semana que viene. No se culpe a nadie de mi muerte (y menos a mis hijos). Tanto la presidencia de Racing como la muy puta de Soledad Silveyra se me resisten y no estoy dispuesto a soportarlo más. Que Bochini y Dios me perdonen. Adiós.”
Justo dice que se lo cargaron los cuatro hijos, con la inestimable colaboración intelectual de Félix de Azúa. Pero Justo es el mismo que asegura que vió un capítulo en el que “Ironside” caminaba. ¿Y si lo hubiera asesinado el hijo ilegítimo abandonado en Uruguay? Entre tanta confusión sólo puedo asegurar que el titiritero de esta función no es otro que Papete Baleirón. Me sale humo del bocho. Me voy a dar una vuelta por la panadería, que encargué dos sandwichitos de queso y frutos del bosque. Lo de Adinolfi sigue en stand-by.

Detective Kàral

Tuesday, June 13, 2006

Cosas de Vassily

Era una pintura de inaudita belleza, de la que emanaba un fulgor íntimo. Permanecí unos minutos extático y luego avancé a zancadas hacia aquella misteriosa tela sobre la que sólo alcanzaba a ver formas y colores sin motivo ni tema. De pronto se resolvió el enigma: era uno de mis últimos trabajos, pero no estaba derecho; había quedado apoyado contra la pared sobre uno de los lados. (V. Kandinsky, Mirando hacia el pasado)

Saturday, June 10, 2006

De carácter (t)urgente



Tras una larga noche de archivos fotográficos, whiscolas de J&B y palizas a informantes (incluso me vi en la obligación de propinarle un par de castañazos a Elías, el cartero. Tengo la corazonada de que ese hombre sabe algo), puedo asegurarles que Benedicto XVI no está involucrado en el asunto de la foto (ver “Una foto y el pollo del filósofo”). Por una vez está limpio. Reconozco que a veces me dejo llevar por las tendencias anticlericales de Justo y pierdo la cabeza (aprovecho este espacio para disculparme públicamente con el padre Antonio, el obispo Palavecini y con Hernancito, el monaguillo de la iglesia “Nuestra Señora de las Nieves” de la calle Ventura Bosch. Los dos últimos se están recuperando en el Hospital de Niños. Si quieren mandarles algún juguete, están en la habitación 333. ¡Ánimo Hernancito! Pensá que el padre Antonio está mucho peor). Hasta el momento tengo cinco posibles candidatas que se asemejan al rostro de la foto: 1) La madre de Milena Tutuca (el comentario del amigo Pailos me abrió los ojos y no me pareció nada descabellado); 2) Milena Tutuca (también le agradezco a Pailos por esta pista, pero ya empiezo a desconfiar de su buena voluntad. Una si, dos no. ¿Y si Pailos y Elías fueran la misma persona? ¡Epa!); 3) Nancy Reagan; 4) la profesora de pilates de José Saramago; 5) Belén Fetén. Si bien no tengo casi ninguna duda de que Nancy Reagan (la recuerdo como coprotagonista de una película de Wellman y se me eriza el reloj cucú) está implicada, me quiero detener en la última sospechosa: Belén Fetén. Supongo que a la mayoría de ustedes ni siquiera les es familiar el nombre. A mí tampoco. Al menos hasta esta mañana. Merodeando por el "rulero" de los Baleirón, conocí a Ever, el portero del edificio. No fue fácil ablandarlo, pero no hay información que no se pueda comprar con un ventilador de bolsillo y un par de Adidas Oregon. Mientras nos tomábamos unos submarinos en la “Confitería Ideal” (me costaron más caros que una parrillada completa en Puerto Madero, así que aclaro que los voy a pasar como viáticos), me hilvanó el siguiente informe de la señorita Fetén, que reproduzco textual:

Veinticuatro años. Un metro sesenta y ocho. Cabello castaño claro. Ojos color avellana pálido (En su mirada descubrí la "forma" del color avellana. Cuando está triste tiran a un almendra marcona). Pocas veces lleva maquillaje. Silueta grácil y estilizada. Senos de carácter turgente (sic). Mezcla de lady inglesa decimonónica y girl scout (elegante, pero práctica a la vez). Le gusta desplazarse con las manos en los bolsillos. Tendencia obsesiva a combinar los zapatos con el resto de su indumentaria. Contratada hace dos años por los Baleirón, desde entonces está encargada de los trabajos sucios de la familia: limpieza general (me dijo esto guiñándome un ojo y disparando al organista de la confitería con un Kalashnikov imaginario). Los domingos se la puede ver en Burzaco cazando mariposas.

Lo felicité por su inspiradísimo retrato y le ofrecí trabajo como espía a tiempo completo de los Baleirón. Dijo que lo iba a pensar, pero que desde un principio se declaraba seriamente atraído por la oferta, ya que creía que poseía el don de la desocultación. Ahora los dejo. Tengo que pasar por la panadería a recoger unos triples de lechuga y tomate que encargué. Esta tarde tengo “invitados” a tomar el té. En cuanto a Adinolfi, puedo asegurar que sigue desaparecido.

Detective Karàl

Wednesday, June 07, 2006

Una foto y el pollo del filósofo


Esta foto llegó a la casa de la prima de Semiólogo (la de Guernica) esta misma mañana. La trajo Elías. En el dorso está escrito lo siguiente: “Después de cinco años de retiro, el filósofo Francis Bacon murió de un resfriado debido a un enfriamiento producido mientras hacía un experimento sobre refrigeración que consistía en rellenar un pollo de nieve”. Semiólogo sostiene que es una clara amenaza contra nuestras vidas (además analizó concienzudamente la imagen y descubrió cruces, miras telescópicas y calaveras por todas partes. En un momento creyó ver la sombra de Mao haciendo abdominales sobre el capó de un Ford Sierra). Gigena no dice nada. Detective Karàl insiste en sumergir la foto en una pecera de la veterinaria de la vuelta, por si se tratara de material explosivo. Además asegura que el Vaticano está detrás de todo el asunto. Justo, su amigo y diariero, está absolutamente de acuerdo. Saturno está deprimido (parece que anoche volvió a soñar que era el negro de Dan Brown y que para colmo también se llamaba Dan Brown). Argenti vino esta mañana, dijo no sé qué cosa de la generación del 73 y después se deprimió. Milena está empastillada. Adinolfi sigue desaparecido. Lagarto quiere desaparecer. Forestello empieza a desconfiar del señor Pasini, pero no deja de jugar al balero. Si alguien sabe algo y nos quiere dar una manito, nosotros encantados. Gracias

Monday, June 05, 2006

El caso Adinolfi (II)


INFORME KARÀL

En el que se narra el nacimiento del clan Baleirón y se describe con lujo de detalles la horrorosa muerte de su fundador.

Me levanté con ganas de hablar de Boswell y de la peluca del Doctor Johnson. Un hombre minucioso el tal Boswell. Y curioso, muy curioso. Pero eso también podría decirse de René Favaloro. La peluca de Johnson, por su lado, no tuvo –al menos que yo sepa- ni admiradores (sin contar al doctor) ni detractores. Pero voy a lo mío y atendiendo a la expresa solicitud del maestro Gigena, les hago un informe de lo que hasta el momento pude averiguar. Sigo la pista “Baleirón”, que es el único indicio que tenemos por ahora:
El clan fue fundado por Totó Baleirón. Nacido vaya a saber uno dónde, el primer registro que se tiene de él lo sitúa en la provincia de Lérida. Allí vendió desde tónicos crecepelo hasta peluquines (la clientela era la misma quiero creer). En los años veinte cambió de rubro y se dedicó a romper huelgas (y piernas) para el empresariado textil catalán. Hombre astuto (y cuando digo astuto, no lo digo como una característica positiva de una personalidad ante la que me rinda, sino que pienso en ese sentido como La Rochefoucauld, que creía que “la astucia no es más que una pobre habilidad”) y cruel, no tardó en amasar una pequeña fortuna (el ala de psiquiatría del hospital de Cerdanyola del Vallès lleva su nombre. No sólo financió su creación, sino que los proveyó de la primera paciente: su suegra). Antes de que terminara la década, se vio envuelto en el sonado caso de la violación del ornitorrinco albino del ministro de Industria, Ganadería y Pesca, y tuvo que huir del país. Argentina fue el destino elegido. Ya en Buenos Aires siguió construyendo su imperio económico basado en la extorsión, la amenaza, la estafa y una fábrica de productos de limpieza. Por aquel entonces los tentáculos del clan llegaban a todos los sectores: la política, los sindicatos, el deporte, la cultura (sin ir más lejos, se especula que la ceguera de Borges habría sido un ajuste de cuentas de los Baleirón). Totó tuvo dos totocitos: Chatrán y Celedonio. El primero fue el sucesor del padre en la dirección de los negocios familiares. De Celedonio sólo pude averiguar que dedicó su vida al estudio de una especie de bicho bolita (artrópodo también conocido como bicho “munición” o "chanchito de tierra") que vive en los árboles de Paysandú. Aunque nunca se pudo probar, la leyenda dice que Celedonio asesinó a Totó. El viejo apareció disfrazado de bicho bolita, colgando de un árbol en Paysandú. ¡El Horror! En el próximo informe describiré las aventuras de Chatrán Baleirón en el mundo del hampa porteño. De Adinolfi ni puta idea. Voy a la panadería a ver si por casualidad está comprando unas milonguitas.

Detective Karàl

Saturday, June 03, 2006

Perdidos en busca del tiempo


Trapitos, trápanis, traperos

Charlando con los viejos amigos a través de sus venerados nuevos soportes, los encuentro perdidos en busca del tiempo, deseando que se corran las nubes para dorar en la azotea irrelevantes traumas adolescentes. Por tal estado de cosas, no me duele ni me sorprende el terrorismo estético con que se acoge mi propuesta futurista, decidida a insertarse en un sumario que incluye crónicas del mundial 78, llantos por la disolución de Almendra, añoranzas de los pogos interrumpidos por Chabán y todo el revisionismo autorreferencial de las sobremesas de Los años locos.
Según Néstor - el mejor primer mandatario en la Historia de los argentinos - " antes era una lucha segundo a segundo. Hoy es una lucha minuto a minuto". Y mail a mail se recomponen los vínculos expresivos que la diáspora unoaunista transatlantizó.
Mi sumario no pretende desprestigiar el recuerdo. Ni el lapsus ni el sueño. ( Dios me libre y me guarde). Ni siquiera la anécdota minimalista de algún happy hour en Tiffanys. Pero ahora que la empresita editorial prevé la ampliación de horizontes en hipotéticas sponsorizaciones de Tekate y Cruz azul, se me ocurre piola la avivada porteña de que se enteren a un tiempo de ciertas ondulaciones pampeanas y de los planes del Subco de apropiarse del acto festivo que engalanará la caída del muro de Tijuana. Claro que eso es el futuro. Y es probable que Marcos esté muerto para entonces. Será cuando la planta de celuloide de Mika y Aki haya convertido en gallareta al pato Sirirí.
Politicenlá, compañeros. Y poeticenlá. Entre sorete y sorete a alguno se le puede gestar el nuevo sueño de la revolución, o el endecasílabo vanguardista que funda el plomo de los años.
Será una lucha día a día, será lustro a lustro. Las curvas serán nuestras , trompetistas, o no serán nada. Aguante Baglietto.

Bicentenarias noches, camaradas.
Angel Argenti, con la mente en 2010.

Friday, June 02, 2006

El caso Adinolfi (I)


En el que se comenta muy superficialmente la desaparición de Adinolfi y la aparición de "los Baleirón" y Detective Kàral. También se habla un chiquitín de mi prima. La de Guernica.

Mi último encuentro con César Adinolfi fue un chascarrillo del azar; pura casualidad que le dicen. El siglo veinte ya nos daba la espalda y estaba a punto de colarse por el túnel del Tiempo con paso de murga. Me lo encontré en la agencia de viajes “La palometa” de Lomas de Zamora. A diferencia del resto de los turistas finiseculares, buscaba el último lugar del planeta en el que se vería el amanecer el primer día del nuevo siglo: “para estirar un poquito la noche” me dijo. Después vino un silencio que aún hoy persiste. “¿Sabés algo de Adinolfi?” es una pregunta que hice y me hicieron miles de veces en los últimos años. Respondí y me respondieron siempre lo mismo: “nada”. Lo cierto es que nadie se preocupó demasiado por su suerte. La familia canceló la suscripción a la revista “Nuevas tecnologías agrarias de la era post-soviética” que tenía contratada hasta el 2032 y los amigos pagamos las deudas que acumulaba en los bares. Punto final. Como si no hubiese existido. Obviamente que los rumores y las hipótesis sobre el paradero de César llovieron durante años en el Conurbano y en la zona sur de Maldonado. No faltó quien asegurara que Adinolfi había cumplido su sueño de abrir una sucursal de “El chivito de oro” en Reykjavík. Si bien alguna vez había comentado que hacer realidad ese proyecto, sería anudar las dos pasiones de su vida: el chivito y las sagas islandesas; nos parece económicamente improbable que lo haya logrado. Lo dicho, casi seis años sin saber nada de nuestro compañero. Pero la tortilla se dio vuelta hace dos semanas con el deslizamiento de un sobre por debajo de una puerta. El buenazo de Elías, un cartero como los de antes, dejó una carta anónima en casa de mi prima. La de Guernica. La nota, evidentemente escrita por un ventrílocuo colombiano, nos instaba a sus amigos a preguntarle “a los Baleirón” por el paradero de Adinolfi. Con la asistencia de la guía telefónica, llamamos a todos los Baleirón del país. Nada. Tres días después –lo recuerdo muy bien porque era el cumpleaños de Roy Scheider- decidimos contratar a un profesional para dar con nuestro compañero. El maestro Gigena propuso convocar a su viejo amigo Detective Karàl. Después de 25 años urdiendo guerras y entrenando guerrillas, Karàl había decidido volver a casa para abrir una escuela de detectives privados en el departamento de Canelones. Adiestrado por la KGB de Brezhnev (jamás se aclaró la relación de ninguno de los dos con el atentado de Juan Pablo II de 1981) y viejo conocido de los servicios de espionaje y contraespionaje de medio mundo; a todos nos pareció el mejor candidato para ocuparse del caso. Hasta la República Oriental nos dirigimos con Gigena, para suplicarle que aprobara rápidamente a sus dos alumnos y se entregara en cuerpo y alma a la búsqueda de nuestro amigo. “Acepto, aunque de mala gana. Y si el Papa tiene algo que ver con el asunto, me lo cargo” decía el fax que ayer nos envió a la redacción. No me cabe duda de que se trata del inicio de lo que será recordado como “El caso Adinolfi”.

Semiólogo

Thursday, June 01, 2006

Revolcándonos o nadando


Rockeros bonitos, con grandes gastos educaditos.
Emboquen el tiro libre, que los pueblos volvieron y están rodando cine de terror.

PEDRO PARAMOUNT lo nuevo de Lynch

Escenario posible 1 - primer acto
Corro los muebles de la nave nodriza, chequeando que no haya quedado empelusada ninguna de las polaroids del bosque de abetos que talaron los abuelos. Hoy el ensueño es como el musgo en el brocal, dibujando los abismos de un amor melancólico, sutil, pálido, cielo. Vallejo no lo hubiera dicho mejor. Drexler clava su remo en el río.

Escenario posible 2 - segundo acto
Adinolfi desmiente simpatía por el centroderecha global mientras se desempeña como DJ en el Festival euroitinerante de Xenofobia. Se reivindica a través de lo que considera una consigna clasista y combativa: "alguna vez, en mis tiempos de mocedad, tuve un amigo gay y uno tupamaro. Hoy el puto levanta quiniela, el zurdo controla calidad en una papelera"

Escenario posible 3 - tercer acto
La clase 73 ha muerto. Hace ya mucho tiempo. Yace enterrada bajo el océano. Pero sigue hablando y se pasea espectral. Se enrola año a año en la Corriente de niño que - espera - la oriente accidental y la encalle caprichosa, como si intacta y cristalizada pudiera vivir más, de recuerdos y temas que estudiar para la prueba de mañana.


¿Cómo se llama la obra? Vuelve a inicio.

Angel argenti, con el bobo en 2010