El caso Adinolfi (IV)
INFORME KÀRAL (III)
Que incluye la entrada en escena de Filomús, un comentario críptico de Abelardo y la sospecha de que en Morón la cosa está que arde. Una vez más, sobre la prima de Semiólogo (la de Guernica) no se dice ni pío y Detective Karàl desperdicia otra oportunidad de preguntarle a Ever por qué escribe su nombre con v.
“Papete es malo, muy malo. Sin lugar a dudas el mas diabólico engendro del clan Baleirón. Y la señorita Fetén no se queda atrás. Pero ella es tan linda...además combina taaaaan bieeeen los accesorios”. Así empezó Ever su primer informe como espía oficial del “rulero Baleirón”. El día anterior habíamos pactado nuestro encuentro en el Paloko de la avenida Cabildo a las diez de la noche. Ever había trabajado en aquel bowling una temporada y se sentía seguro entre las pistas enceradas. “Antes de trabajar acá, fui acomodador-vendedor del desaparecido cine Los Angeles. Vendía golosinas y los seminarios de Lacan entre película y película. En la sesión de trasnoche siempre daban All That Jazz, entonces cambiaba de producto y ofrecía tanques australianos. Qué tiempos aquellos...” Después de arrancarlo de su ensoñación de una bofetada y acercarle la lata de Mountain Dew para que se aclarara la garganta, lo intimé a que continuara con su informe. “Algo grande está pasando Karàl. La señorita Morgana Baleirón entra todos los días al edificio de la mano de un enano idéntico a Bertrand Russell. Es como un filósofo en miniatura. Ayer el petiso me tironeó del llavero y me dijo a la vez que señalaba el trasero de la señorita Morgana : “Todo lo que es percibido inmediatamente es una idea ¿Y puede una idea existir fuera de la mente?” Acto seguido abrió la manito todo lo que pudo y se agarró el pocketers con ganas. Su carcajada llenó el hall de vicio y lujuria. El enano se llama Filomús y la verdad es que no me cae nada mal.” Después de ganarme el segundo partido de bowling, el portero-espía continuó: “Esta mañana en el ascensor escuché que el señorito Nené le preguntaba al señorito Papete hacia dónde se dirigían; a lo cual el señorito Papete respondió: “Ya lo dijo Berkeley, hacia el Oeste el curso del Imperio sus pasos encamina. Rumbo a Morón querido hermanito.” Más tarde, hablando con Abelardo, el chofer de la familia, me dijo mientras limpiaba una bujía de chocolate: “Las nuevas murallas del reino ya se alzan en Morón. Y parecen contruídas para la Eternidad”. Yo me pregunto señor Karàl si no hay cristiano en condiciones de hablar como cualquier hijo de vecino; que se le entienda vió. Bueno, así están las cosas jefe. Yo que usted me daría una vueltita por Morón a ver si salta la liebre de alguna madriguera. La señorita Belén Fetén hace una semana que no aparece por el edificio, lo que no presagia nada bueno. Es curioso...mientras más me empecino en odiarla, más la extraño. Anoche soñé que ella me depilaba la nariz mientras yo limpiaba los bronces del edificio. Desperté bañado en sudor y disfrazado de Laura Ingalls. Quise morir”. Tras pagar las consumiciones y despedirme de Ever, caminé cincuenta metros sin rumbo fijo. Necesitaba pensar. Las preguntas se hacinaban al fondo de mi cerebro y no lograba desterrar ninguna. Papete, Nené, Al Gore, Morón, Fetén, Morgana, Filomús, la panadera, Adinolfi, la panadera.
Detective Kàral